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Es interesante relacionar lo que comemos con el estado de ánimo y con el bienestar. Esto nos abre la posibilidad de aportar a nuestro organismo todo aquello que necesita para construir la alegría interior y la sensación de satisfacción ante la vida. La dieta del bienestar nos aconseja llevar una alimentación equilibrada donde incluyamos algunos alimentos que pueden traer a nuestra vida más alegría y vigor.

La psicología de los deportes extremos nos introduce en lo que experimentamos y vivimos en aquellas actividades físicas que comportan un riesgo para la integridad del deportista debido al riesgo que implica su práctica. La psicólogía de los deportes extremos nos ayuda a comprender qué le sucede psicológicamente a una persona durante la realización de una actividad extrema.

El síndrome de Procusto proviene de la mitología griega y nos habla de un señor llamado Demastes. Su nombre significa avasallador o controlador y ya nos da una idea de qué va esta historia. Tenía una posada en las colinas del Ática y daba cobijo a los viajeros. Les ofrecía una habitación con un lecho de hierro y esperaba a que la persona se durmiese.

Se nos ha regalado esta vida para evolucionar, crecer y disfrutar con plenitud. Mantener la salud es nuestra responsabilidad. Realizar actividades que nos hagan sentirnos llenos de energía es nuestro privilegio cuando se practican en armonía con el entorno y de acuerdo a nuestras capacidades físicas. El ejercicio físico puede ayudarnos a lograr ese bienestar físico y psicológico que todos deseamos.

El Cerebro del Corazón, está formado por una red con diferentes tipos de neuronas, neurotransmisores, proteínas, etc… Con una estructura muy similar a la encontrada en el propio cerebro. tiene un sistema nervioso independiente del cerebro, perfectamente desarrollado, con más de 40.000 neuronas sensoriales. Si comparamos el número de neuronas entre el corazón y el cerebro, podríamos pensar que ésas pocas miles de neuronas poco influirán sobre los 100 mil millones de neuronas que tiene nuestro cerebro … ¡y nos equivocaríamos!
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